Continuando con nuestro tema acerca de la sujeción, vemos que en Efesios capítulo 5:21 en adelante, el apóstol Pablo nos dice que la sujeción no sólo es para la mujer casada, también para las mujeres solteras, así mismo para los hombres casados o solteros, en realidad es para todo cristiano. El cristiano debe sujetarse a las autoridades del estado y también a las autoridades eclesiásticas. La sujeción se aprende de Cristo, Él nos dio ejemplo cuando se sujetó al PADRE; "...Padre, quieres, pasa de mi esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya." (Lc.22:42). Esta fue una obediencia que le costó la vida a Jesús, su muerte nos dio vida. La obediencia o sujeción que DIOS demanda de nosotras las mujeres, no nos quitará la vida pero si algunos privilegios culturales, pero a cambio por nuestra sujeción alcanzaremos vida para nuestros hijos. Habíamos dicho que la sujeción u obediencia, el niño la aprende de los padres, pero cotidianamente, la aprende de la madre.
La sujeción en griego es; "Jupotásso" , y se encuentra en voz media pasiva lo que significa que la sujeción es una decisión voluntaria de la persona para sujetarse a otra, la misma voluntad que hubo en Cristo para sujetarse al Padre por amor a muchos de nosotros. En el matrimonio, la mujer o la esposa decide, por voluntad propia sujetarse a su marido tomando del ejemplo de Cristo, así en Filipenses 2:8 dice que Cristo se humilló a sí mismo; tomó sobre sí la forma de siervo; incluso fue hasta la muerte, y muerte de cruz. Luego en Filipenses 2:5,6 dice: "Actuó en forma de siervo, y se vacío, despojó o se desnudó de todos sus derechos y privilegios. Asumió limitaciones humanas". Esta fue una limitación voluntaria y auto impuesta. Estos son apenas unos versículos de los tantos que hay para describir la sujeción voluntaria de Cristo al PADRE, con el fin de salvarnos de una muerte eterna. Jesús dijo; nadie me quita mi vida, sino que yo de mí mismo la pongo (Jn. 10:18), y sinceramente esta sujeción debimos haberla aprendido en el hogar, sujetándonos a nuestros padres por amor a Cristo, y cuando nos casamos sólo es proseguir con una sujeción que ya hemos practicado desde nuestra niñez.
En 1° de Corintios 7, el apóstol Pablo habla claramente de la igualdad de derechos de los dos cónyuges en el matrimonio y la igualdad de responsabilidades de los dos en la conducción de la familia. Los dos conforman una unidad (una sola carne) y ambos se complementan en sus diferentes roles. Quizás digas, ¿y... por qué los hombres no se sujetan a nosotras? Porque a ellos no les dieron la posibilidad de elegir de sujetarse o no. Déjame decirte que a ellos se les dio una orden; "maridos, amad a vuestras mujeres".
CONTINUARÁ...
