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Escuela para Padres
Escuela para Padres

Escuela para Padres (3)

Miércoles, 06 de Julio de 2011 17:03

3º Parte - Capítulo Sujeción

por Dora Llontop
Mucho se ha hablado de la sujeción, sumisión u obediencia (todos estos, sinónimos) de la mujer, sin tomar en cuenta que la Biblia también muestra la responsabilidad del esposo en su manera de vivir la sujeción mutua: ejerciendo el amor-entrega siguiendo el ejemplo de Cristo. Precisamente Efesios 5:25, manda al esposo amar a su esposa, "Maridos, amada a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella". Este verbo "amad" (en griego "agapáo") está en voz imperativa, por lo tanto es una orden, no es una súplica, tampoco es una decisión por parte del hombre, de amar o no a su mujer, como es el caso de la sujeción en la mujer. El amor requerido debe ser bien cimentado, íntegro, inteligente y definido, un amor en que toda la personalidad, no solamente las emociones, sino también la mente y la voluntad se exprese. La principal característica de este amor, se encuentra en lo espontáneo y abnegado, puesto que se compara al amor de Cristo que se dio a sí mismo por la iglesia.
Miércoles, 06 de Julio de 2011 16:57

2º Parte - Capítulo Sujeción

por Dora Llontop
Ustedes dirán, ¿qué hace un tema de sujeción en un blog para escuela para padres? La respuesta es sencilla, la sujeción debe ser aprendida en el hogar, los hijos aprenderán a sujetarse a los padres si ven qué en el hogar hay sujeción, los niños aprenden por el ejemplo más que por las palabras. Con qué autoridad pediremos a nuestros hijos que nos obedezcan como parte del mandamiento: "honra a tu padre y a tu madre..." Ef. 6:1, si nosotros no honramos los mandatos de DIOS, el PADRE.
Miércoles, 06 de Julio de 2011 16:51

1º Parte - Capítulo Sujeción

por Dora Llontop

Sujeción, es la palabra que escuchaba siempre que algún pastor especialista en matrimonios predicaba  a las mujeres de la congregación, mi esposo que se encontraba a mi lado me codeaba y me decía “escucha, tú eres rebelde”. Me sentía como una niña a la que su padre le llamaba la atención. El coraje me embargaba, me resistía a pensar que un Dios de justicia pusiera a las mujeres bajo la subordinación de hombres machistas,  poco  galantes y que no tienen ni idea de la sensibilidad de una mujer.

En la mente de un hombre machista, sujeción es obediencia a ciegas. Hombres que piensan que las  mujeres debieran hacer una reverencia  para saludarlos, que laven  sus pies, les den de comer, y los traten como a un superior. Recuerdo que el predicador, hacia énfasis en el trato que Sara le daba a Abraham, tratándolo de “señor”. Que frustración!!!!  Si eso era sujeción, entonces mi esposo tenía razón, yo  era una mujer rebelde,  iba  camino a contradecir la Palabra de DIOS, estaba en pecado. Para empeorar mi falta de sujeción, no estaba de acuerdo con el apóstol Pablo, me resistía a sus enseñanzas acerca de la mujer; “vuestras mujeres callen en las congregaciones” (1°Cor. 14:34); “la mujer… se salvará engendrando hijos”(1°Tm.2:15), etc.  No importa qué líder me hiciera notar  “mi error”, yo no estaba de acuerdo y estaba decidida a investigarlo.  Estaba segura de que Dios no tenía una mente machista,  no había creado un mundo para hombres,  Dios siempre ha sido y será justo, por lo tanto, algo habría en la Biblia que desmintiera al apóstol Pablo.

¿Qué creen? Descubrí que el apóstol tenía razón, la mujer debía  sujetarse a su marido. El problema estaba en la interpretación de la palabra “sujeción”….Sujeción, es la palabra que escuchaba siempre que algún pastor especialista en matrimonios predicaba a las mujeres de la congregación, mi esposo que se encontraba a mi lado me codeaba y me decía "escucha, tú eres rebelde". Me sentía como una niña a la que su padre le llamaba la atención. El coraje me embargaba, me resistía a pensar que un Dios de justicia pusiera a las mujeres bajo la subordinación de hombres machistas, poco galantes y que no tienen ni idea de la sensibilidad de una mujer.
Sujeción, es la palabra que escuchaba siempre que algún pastor especialista en matrimonios predicaba a las mujeres de la congregación, mi esposo que se encontraba a mi lado me codeaba y me decía "escucha, tú eres rebelde". Me sentía como una niña a la que su padre le llamaba la atención. El coraje me embargaba, me resistía a pensar que un Dios de justicia pusiera a las mujeres bajo la subordinación de hombres machistas, poco galantes y que no tienen ni idea de la sensibilidad de una mujer.