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Escuela para Padres (3)
Sujeción, es la palabra que escuchaba siempre que algún pastor especialista en matrimonios predicaba a las mujeres de la congregación, mi esposo que se encontraba a mi lado me codeaba y me decía “escucha, tú eres rebelde”. Me sentía como una niña a la que su padre le llamaba la atención. El coraje me embargaba, me resistía a pensar que un Dios de justicia pusiera a las mujeres bajo la subordinación de hombres machistas, poco galantes y que no tienen ni idea de la sensibilidad de una mujer.
En la mente de un hombre machista, sujeción es obediencia a ciegas. Hombres que piensan que las mujeres debieran hacer una reverencia para saludarlos, que laven sus pies, les den de comer, y los traten como a un superior. Recuerdo que el predicador, hacia énfasis en el trato que Sara le daba a Abraham, tratándolo de “señor”. Que frustración!!!! Si eso era sujeción, entonces mi esposo tenía razón, yo era una mujer rebelde, iba camino a contradecir la Palabra de DIOS, estaba en pecado. Para empeorar mi falta de sujeción, no estaba de acuerdo con el apóstol Pablo, me resistía a sus enseñanzas acerca de la mujer; “vuestras mujeres callen en las congregaciones” (1°Cor. 14:34); “la mujer… se salvará engendrando hijos”(1°Tm.2:15), etc. No importa qué líder me hiciera notar “mi error”, yo no estaba de acuerdo y estaba decidida a investigarlo. Estaba segura de que Dios no tenía una mente machista, no había creado un mundo para hombres, Dios siempre ha sido y será justo, por lo tanto, algo habría en la Biblia que desmintiera al apóstol Pablo.
¿Qué creen? Descubrí que el apóstol tenía razón, la mujer debía sujetarse a su marido. El problema estaba en la interpretación de la palabra “sujeción”….Sujeción, es la palabra que escuchaba siempre que algún pastor especialista en matrimonios predicaba a las mujeres de la congregación, mi esposo que se encontraba a mi lado me codeaba y me decía "escucha, tú eres rebelde". Me sentía como una niña a la que su padre le llamaba la atención. El coraje me embargaba, me resistía a pensar que un Dios de justicia pusiera a las mujeres bajo la subordinación de hombres machistas, poco galantes y que no tienen ni idea de la sensibilidad de una mujer.